El mito romántico de Drácula puede ser de las leyendas más extendidas en la actualidad. Hay pocas personas que no conozcan la historia de Drácula; bien por la novela de Bram Stoker o por las inefables series: Crepúsculo o True Blood. Pero ¿ Quién sabe que dicha leyenda está basada en una historia real? Historia contada, desde hace mucho tiempo, por la zona del este de Europa para asustar a los niños que se portaban mal.
En esta entrada, intentaremos quitar toda la “morralla” literaria añadida y quedarnos con la realidad histórica; a través del juego pregunta-respuesta. No os preocupéis, la verdad es incluso más divertida y sangrienta.
La historia de Drácula está basada en un personaje real, más en concreto, en Vlad III. Vlad III fue rey de Valaquia (actual Rumania) a mediados del siglo XV. Esta pequeña provincia estaba bajo la tutela, en aquella época, del Sacro Imperio Románico Germánico (si él de Carlos V) y limitaba con el Imperio Otomano. Su situación era bastante… jodida, pues era el último paso que debían conquistar los turcos para tomar Austria y por ende entrar de lleno en Europa; en pleno centro de la cristiandad.
Esta situación no permitió crear las mejores condiciones para que Valaquia fuera un reino idílico.Valaquia era un lugar de frontera, donde todos los esfuerzos estaban destinados a desafiar y parar el avance del turco. Tan mal se pusó la cosa que el padre de nuestro protagonista tuvo que entregarlo a los otomanos como rehén amistoso. Algunos historiadores consideran que fue en esta estancia en Constantinopla/Estambul donde Vlad III aprendió sus sangrientos “pasatiempos”.
Drácula es una palabra que proviene de la expresión Draculea, es decir, hijo del dragón. Se trataba de un título impuesto desde la autoridades del Sacro Imperio para aquellos nobles que, como el padre de nuestro protagonista, defendía la cristiandad de los ataques del exterior en este caso, del Imperio Otomano. Sin embargo, los jerarcas del Sacro Imperio no sabían que en la zona de Valaquia, Dracul tiene otro significado: diablo. Y vaya si nuestro Vlad III demostró ser digno de la segunda acepción: hijo del diablo.
Por ser un auténtico sádico y déspota con sus conciudadanos y extranjeros, una vez subido al trono del reino de Valaquia. Su pasatiempo favorito era el empalamiento de sus enemigos. Este procedimiento consiste en atravesar a una persona desde el ano hasta la boca. Sólo es necesario contar con una gran estaca de madera clavada en el suelo y la gravedad hará el resto.
Era capaz de crear auténticos bosques de personas empaladas. Según algunos historiadores pudo llegar a empalar entre 50.000 a 100.000 personas. Realmente, nuestro personaje, disfrutaba con esta tortura pues a veces le gustaba comer delante de los empalados mientras agonizaban.
Pero no sólo se quedaba con el empalamiento. Vlad III también sabía diversificar su cruel y sádico apetito de sangre. Cuenta la leyenda que abrió en canal a una de sus amantes para comprobar si era cierto que estaba embarazada. También le gustaba hacer caer por una trampilla llena de estacas a sus víctimas mientras rezaban, al estilo del juego Prince of Persia. En otro momento, obligó a un condenado a cavar su tumba y asistir a su propio entierro, antes de asesinarlo.
¡Menuda pieza!
No exactamente. Sólo le gustaba mojar pan en la sangre de sus víctimas mientras recibían martirio. Esta crueldad respondía a una forma de humillación más que a necesidad de sangre para sobrevivir. Estas tonterías dejárselas a los vampiros que brillan a la luz del día.
Pues, como no podía ser de otra manera, mal. Quien a hierro mata, a hierro muere. Vlad III muere en una emboscada de los turcos, separando su cara y su caballera del cráneo y llevadas como trofeo a la capital del Imperio Otomano.
Por último, un consejo: no os atreváis a insultar a Drácula en Rumania. Allí es un héroe nacional. Hasta 1992, el libro Drácula de Bram Stoker no pudo ser distribuido por dicho país.
Fuentes: pasajes de la historia de Juan Antonio Cebrián, el maestro.
Foto: Vlad Tepes der Pfähler, Woywode der Walachei 1456-1462. Fuente: wikipedia.
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